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domingo, 4 de abril de 2010

GOOGLE


Google se va de China, o al menos, con una pataleta virtual, anuncia que desvía el tráfico de sus páginas hacia el dominio de Hong Kong para poder seguir atendiendo a los internautas de habla china en su idioma. Todo legal, dicen. Todo facilmente evitable, deben pensar en Pekín, donde lo mismo les da bloquear una web o un país entero.

Y de paso, en Google se ponen estupendos y anuncian que esto supone el final de su colaboración con el Gobierno del régimen chino y, por tanto, que abren el buscador a que encuentre desde Tibet a la secta Falong o a cualquier otro término que cause urticaria al presidente, Hu Jintao.

¿Qué sentido tiene? Básicamente, provocar. Y hacerse las víctimas ante un país con el que aceptaron colaborar para ganarse el favor y llenar de anuncios las búsquedas chinas y que ahora se les ha subido a sus barbas de hippies colaboradores y les han recordado que de paz y amor y buen rollito, nada. Que aquí no se mueve nadie y que a Google les crecen los enanos con demasiada facilidad porque sus máquinas controlan más bien poco (y ahí tienen el caso de Youtube en Italia).

Por eso, en mentalidad fiscalizadora y eficiente, los chinos les lanzan troyanos y malware vario a sus servidores y les montan una guerra cibernética en la que implican a otras tantas empresas yanquis. Menudos unos los chinos, cada vez con mejores tecnólogos y mejores piratas informáticos (que no se olviden, quien emplea su saber para el mal podría hacerlo mejor para el bien).

Google tendrá que volver a China tarde o temprano. Y lo saben. Parece ser que el único jefe de esa empresa que no quería hacer negocios con los chinos era Serguei Brin, a quien traicionar la fidelidad a la libertad de sus padres exiliados rusos no le compensaba unos millones más en su cuenta corriente. Dicen las lenguas que desde entonces casi no se habla con Eric Schmidt, a quien no invitó ni a su boda. Otro más a la lista...

A Goofle volver a China se lo va a pedir su negocio y sus planes de expansión. La suerte que tiene, de momento, es que ninguno de sus rivales está en buena posición ante las autoridades comunistas. Ni siquiera Bill Gates, por mucho que lo reciban en los palacios. Y ya saben, si a tu enemigo no le va bien, igual a ti no te va tan mal...
Tecnobloc (Carmen Jané)

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